El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es una metodología pedagógica innovadora que sitúa al estudiante como protagonista activo de su proceso formativo, promoviendo el aprendizaje significativo a través de la resolución de problemas auténticos mediante proyectos interdisciplinarios. Esta metodología se sustenta en enfoques teóricos sólidos como el constructivismo (Piaget, Vygotsky, Ausubel, Bruner), el aprendizaje experiencial (Dewey, Kolb), el aprendizaje situado y el conectivismo, destacando el valor de la experiencia, el contexto y la colaboración en la construcción del conocimiento.
El proceso del ABP se desarrolla en cinco fases clave: planteamiento del proyecto, investigación y planificación, desarrollo del producto, presentación pública y evaluación/reflexión continua. Este ciclo fomenta habilidades fundamentales del siglo XXI como el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la autonomía. La metodología se distingue por su orientación práctica, conexión con el mundo real, evaluación auténtica y un enfoque inclusivo que atiende la diversidad de aprendizajes.
El rol del docente se transforma en el de facilitador, guía y diseñador de experiencias, mientras que el estudiante asume una postura activa, reflexiva y autónoma. La implementación del ABP requiere una reestructuración profunda de la cultura escolar, una formación docente especializada, una gestión flexible del currículo y una evaluación centrada en procesos más que en resultados estandarizados.
Pese a sus múltiples beneficios —como el aumento de la motivación, el desarrollo de competencias complejas, la inclusión y la conexión con la realidad—, su aplicación demanda planificación rigurosa y adaptación contextual. La investigación educativa actual sugiere seguir explorando sus aplicaciones en diferentes niveles y áreas disciplinares, así como perfeccionar sus estrategias de evaluación y articulación con tecnologías emergentes.


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