La doralización de Argentina.

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La dolarización ha vuelto al centro del debate económico en Argentina de la mano de la presidencia de Javier Milei y su equipo liberal. Si bien no han dado detalles específicos, el plan implicaría adoptar unilateralmente el dólar como moneda de curso legal, renunciando a emitir pesos y a tener política monetaria propia.

Los defensores de la dolarización argumentan que eliminaría la inflación crónica que sufre el país desde hace décadas. Al anclar la economía al dólar y a la política monetaria de la Reserva Federal de EEUU, se impondría una disciplina fiscal férrea y se ganaría credibilidad ante los mercados globales. Esto podría atraer inversiones, estabilizar la economía y permitir un crecimiento sostenido.

Sin embargo, dolarizar tiene profundas implicancias que no pueden tomarse a la ligera. En primer lugar, significa renunciar para siempre a un instrumento clave de soberanía económica como es la política monetaria. El Banco Central perdería su capacidad de actuar como prestamista de última instancia, proveyendo liquidez y amortiguando los ciclos económicos. Esto reduciría dramáticamente el margen de maniobra frente a crisis financieras o recesiones.

Además, la dolarización tendría costos sociales regresivos. Al fijar el tipo de cambio, se perdería competitividad y empleos en sectores transables como las economías regionales. Esto afectaría especialmente a las provincias más pobres y a los trabajadores menos calificados. Por otro lado, con una moneda sobrevaluada sería más difícil revertir los desequilibrios externos y depender tanto de financiamiento internacional.

La pérdida de autonomía monetaria también implica subordinar la economía local a los vaivenes de la política monetaria estadounidense. La Reserva Federal fija tasas pensando en la realidad de EEUU, no de Argentina. En momentos de aumento de tasas globales, la economía se vería fuertemente perjudicada. Alinearse acríticamente a EEUU también tiene riesgos geopolíticos, en un mundo cada vez más multipolar.

En definitiva, no existen soluciones mágicas en economía. La dolarización por sí sola no basta para resolver problemas estructurales como el déficit fiscal crónico, la alta informalidad laboral, la escasa inversión en educación e infraestructura. Se requiere un plan integral y reformas de fondo, que también fortalezcan las instituciones y la cultura fiscal. La dolarización debe debatirse con rigor técnico y visión humanista, sopesando cuidadosamente costos y beneficios en el corto y largo plazo. No se trata de una decisión técnica, sino profundamente política y que compromete el futuro económico y social del país.

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Pedro Galeana
Author: Pedro Galeana

Politólogo

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