Los dos Méxicos.

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Si has tenido la posibilidad de viajar a conocer otro país, podrás analizar la situación que me provocó el escribir este pequeño texto.
Cuando viajaste, pudiste observar una sociedad diferente a la nuestra, con costumbres y tradiciones distintas, pero puedo creer sin asegurar, que no hay un país como méxico en muchos sentidos, mas el más importante es la dualidad extrema que nuestra sociedad vive en cuestión económica.
Sí es cierto, no descubro el hilo negro, ni mucho menos aportare algo a la ciencia, pero hago esto, porque me pregunto, qué necesita el mexicano para alzar la voz y enmendar la situación de pobreza que la mitad de la población de nuestro país sufre.
En estos días se ha dado el choque del poder ejecutivo y legislativo contra el poder judicial por el tema del techo salarial que un funcionario público puede percibir; sabemos que constitucionalmente, nadie puede ganar más que el presidente, empero, bajo algunos argumentos que tienen que ver con la eficacia y la prevención de la corrupción del trabajo de los magistrados de la SCJN, estos perciben una cantidad absurda de dinero; si es cierto, tienen uno de los trabajos más importantes del país que es la impartición justicia, si estudiaron X cantidad de años para llegar ahí,
¿pero realmente la situación lo amerita?.
Ganar 600,000 pesos mensuales por un trabajo bajo el argumento que es el blindaje ante la corrupción que podría darse en las sentencias me parece un absurdo, indefendible; mas, hay gente que lejos de ver esta coyuntura que solo te puede dejar estupefacto o anonadado; la cree justa y necesaria. Esto no es más que la lucha y un reflejo de los dos países, de esa dualidad en nuestra sociedad mexicana.
Una sociedad que se observa en la principal ciudad del país, en la que solo basta pararse en la avenida insurgentes a la altura de la colonia roma. Los de arriba, que viven entre cafés y platicas del destino de vacaciones entre Nueva York o Washington, qué su realidad es un méxico que le tira al primer mundo; y los de abajo, que viven entre las horas pico del metro, corriendo para alcanzar el camión en la base, y que se detiene para compra una guajolota para el camino.
Para terminar este relato conjuntado por los hilos de la pena y vergüenza más que del análisis profundo, sólo le digo a esos de arriba que, en la bonita y brillante ciudad de la Luz, las manifestaciones reventaron por el abuso y presión que se les dio a la economía de los menos afortunados; y a los de abajo les digo que, el una sociedad más justa no se crea solo con un voto a un partido, sino con manifestaciones y saliendo a las calles a exigir.
Bonita noche a todos

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Pedro Galeana
Author: Pedro Galeana

Politólogo

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