La Teoría Pura del Derecho de Hans Kelsen representa uno de los aportes más influyentes a la teoría jurídica del siglo XX. Su propuesta busca separar el derecho de cualquier elemento externo —como la política, la moral o la sociología— con el objetivo de establecer una ciencia jurídica autónoma, racional y objetiva. De ahí el adjetivo “pura”: Kelsen pretende aislar lo jurídico de lo no jurídico para construir una teoría sistemática del derecho como sistema normativo.
El núcleo del pensamiento kelseniano reside en entender el derecho como un orden normativo jerárquico, cuyo fundamento último es una “norma fundamental” (Grundnorm), que da validez a todo el conjunto. Este enfoque rechaza el iusnaturalismo y se opone también a visiones excesivamente sociologizantes o moralizantes del derecho, defendiendo una concepción estrictamente positivista.
Kelsen distingue entre el ser (lo que es, propio de la ciencia natural) y el deber ser (lo que debe ser, propio del derecho), lo que le permite desarrollar una epistemología específica para el derecho como sistema autónomo. En su modelo, las normas jurídicas no se evalúan por su contenido moral, sino por su forma, estructura y validez dentro del orden jurídico.
Finalmente, la obra analiza cómo el sistema jurídico se mantiene a través de mecanismos de sanción y cómo se interpreta la norma en función de su ubicación en el conjunto normativo. Kelsen ofrece así una herramienta teórica poderosa para entender y aplicar el derecho, sin contaminarlo con elementos ideológicos o éticos.
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